Libro: El señor sana
Autor: Mons. Alfonso Uribe J.
Editorial: Lumen
Año: 1989
País: Buenos Aires, Argentina
¿Qué se requiere para recibir este don?
- Creer en la existencia de esa realidad y reconocer que como lo dijo muy bien en su tiempo el padre Garrigou Lagrange, "muchos cristianos viven como los Apóstoles en la etapa que siguió a la resurrección de Cristo y precedió al día de Pentecostés".
- Pedirle al Padre por Cristo con fe y humildad. Recordemos las palabras de Jesús: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, con cuánta mayor razón dará el Padre su Espíritu a quienes se lo pidan" (Lc 11,13).
- Pedir perdón al Señor de todos los pecados cometidos y perdonar sinceramente a quienes nos han ofendido. Si falta esta sanación interior del odio no podremos recibir el torrente de amor del Espíritu.
- Es muy conveniente unir esta oración personal a la que hagan otros por nosotros y con nosotros.
Precisiones necesarias
Para evitar equivocaciones en tema tan importante, conviene aclarar varios aspectos:
- El Bautismo en el Espíritu Santo no significa recibir por primera vez al Espíritu Santo. Los apóstoles que el día de Petecostés "quedaron llenos del Espíritu Santo" ya lo habían recibido el día de la Resurrección cuando Cristo sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid al Espíritu Santo" (Jn 20,22).
- Como ya se dijo antes, no se trata de recibir un nuevo Sacramento.
- Ser bautizados en el Espíritu Santo no significa conseguir de repente la perfección. Es el comienzo de un largo camino de santificación que debemos recorrer "guiados por el Espíritu y confortados por Él.
- No es un camino de santificación fácil y cómoda. Cristo después de que el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma "fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado allí por el diablo durante cuarenta días" (Lc 4). Pero triunfó en las tres tentaciones porque había salido del Jordán "lleno del Espíritu Santo (Lc 4, 1). La vida cristiana es siempre de crucifixión y muy exigente, y por esta razón, no puede llevarse a cabo si se carece de la fuerza que da el Espíritu Santo.
- Cuando estudiamos el bautismo de Cristo e el Jordán y el cumplimiento de "la Promesa" el día de Pentecostés, encontramos las expresiones: "lleno del Espíritu Santo" (Lc 4,1), "y quedaron todos llenos del Espíritu Santo" (Hech 2,4). Este término no significa que se reciba mayor o menor cantidad del Espíritu Santo. Él es una persona divina y no se comunica por partes. Cuando hablamos de plenitud del Espíritu, queremos decir que su acción, su amor, su gracia, su poder, su luz, etc., se van comunicando a todo nuestro ser y no quedan reducidas a una o pocas zonas. Es muy útil para comprender esto leer con atención el capítulo 47 de Ezequiel que nos describe el crecimiento y los efectos del torrente que sale del santuario.
- La gran señal para conocer que se ha recibido este Bautismo en el Espíritu, es el cambio progresivo que se va operando en la persona. Este "Bautismo" comunica "el poder del Espíritu" y mediante él se logra lo que parecía y se consideraba imposible de adquirir.
"Por sus frutos los conoceréis", ha dicho el Señor.
Próximo tema: Oración en Lenguas.
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